LA CONSTRUCCIÓN DE LA
PEDAGOGÍA TEATRAL COMO DISCIPLINA CIENTÍFICA
El sintagma pedagogía
teatral puede
hacer referencia, al
menos, a tres ámbitos
relacionado. El
sintagma “pedagogía teatral” se ha
venido utilizando de
formas diversas, y no
siempre atentas, en
nuestra opinión, al
campo fundamental que
invoca, que no es
otro que el de la
educación teatral en toda
su riqueza.
Las cuestiones
pedagógicas, sin embargo,
han estado ausentes
de los centros
de formación teatral,
es decir, de las escuelas profesionales,
sean escuelas superiores,
conservatorios o
facultades, pero no
así de esos centros
que se ocupan de la
formación de
educadores, y buena prueba
de ello es el hecho
de que una parte substantiva
de la investigación
que se ha realizado
en España en torno al
tema derive
de las actuales
facultades de educación,
en las que,
curiosamente, la educación teatral
apenas se ha
formulado y formalizado,
salvo excepciones.
• La educación
teatral presente en el
currículo escolar en
las etapas de escolarización obligatoria o inmediatamente pos-
tobligatoria (de 3/6
a 18 años), a través de
asignaturas como
expresión dramática, taller de teatro, teatro, artes escénicas, u
otras.
• Las prácticas
teatrales presentes en
los centros escolares
de educación obligatoria y postobligatoria, normalmente talleres de teatro que
persiguen diferentes objetivos, desde el desarrollo del potencial
expresivo a la
creación de espectáculos,
desde la educación
infantil a la universidad.
• La educación
teatral orientada a la
formación de los
profesionales del campo
teatral, desde un
actor a un tramoyista, y
que se suele ofrecer
en centros que presentan una enorme heterogeneidad, desde
la facultad o escuela
superior hasta la
academia vinculada
con un maestro o con
una escuela
determinada, sin olvidar el
campo de la formación
profesional y ocupacional.
• La educación
teatral orientada a todas aquellas personas que desean mejorar su potencial
expresivo y creativo, o incidir en su desarrollo personal, y que se
ofrece en programas
propios de la educación no formal. En bastantes casos también
está presente, y con
resultados ciertos, en
programas de
intervención socioeducativa
que persiguen atender
problemas de exclusión, marginación, convivencia o socialización, que afectan
especialmente a la
población juvenil.
• Análisis
sistemático de la dimensión educativa de lo teatral, o, por expresarlo en otras
palabras, determinar cómo,
por qué y en qué
educa el teatro, y en qué
medida la educación
teatral es substantiva y significativa, y se puede dar en todo
tipo de tiempos,
espacios y para todo tipo
de usuarios.
• Estudio del
carácter diferencial de la
educación teatral a
través de sus contenidos, métodos, técnicas y recursos, desarrollando su propio
campo semántico y su propio mapa conceptual, considerando los
aportes de otras
ciencias y disciplinas ya
consideradas.
• Desarrollo de la
construcción de la
pedagogía teatral a
partir de las tres vías
consideradas:
histórica, empírica y analítica o teórica.
• Constitución de
líneas de investigación en torno a los diferentes ámbitos temáticos
considerados más arriba.
Un reto ineludible en
estos momentos
consiste en convertir
las escuelas superiores de arte dramático en toda España
en marcos para el
desarrollo teórico y
empírico de esta
nueva disciplina, y para
la formación de
auténticos especialistas
en pedagogía teatral,
capaces de desarrollar una praxis educativa que muestren
todas las
potencialidades, la riqueza y la
diversidad de la
educación teatral, y que
al tiempo se
conviertan en agentes activos de procesos de investigación. Y no se
trataría tanto de
investigar sobre la educación teatral cuanto de hacerlo en la
educación teatral,
línea en la que ya se
han hecho aportes
substantivos
Es probable que la
inclusión en el plan
de estudios del grado
en arte dramático de
la materia de
formación básica denominada “pedagogía” pueda generar en España una corriente
favorable a la pedagogía teatral, lo que, más allá de los
indudables beneficios
educativos para los
discentes, tendría
efectos sumamente beneficiosos para la propia visibilidad de la
propia educación
teatral y para su mejora
y extensión.
Su consolidación como
disciplina académica tal vez diese lugar a una mayor
preocupación por
cuestiones pedagógicas
en los centros
superiores de educación teatral, que son centros de formación y no
unidades de
producción, lo que viene a significar que sus trabajadores lo son de la enseñanza,
con independencia de la carrera
artística que cada
quien quiera o pueda desarrollar. Denominada pedagogía teatral, que
dará lugar a
prácticas docentes y que también promoverá investigaciones en torno a
esa disciplina y a su
campo de estudio, no
deja de ser una buena
noticia y el punto de
partida para el
desarrollo de un campo de
estudios al que
queremos aportar esta humilde contribución. Un campo que, como
hemos intentado
mostrar, presenta una
enorme riqueza como
ámbito de investigación desde muy diferentes perspectivas.
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