jueves, 15 de octubre de 2015

MI RESUMEN

LA CONSTRUCCIÓN DE LA
PEDAGOGÍA TEATRAL COMO DISCIPLINA CIENTÍFICA

El sintagma pedagogía teatral puede
hacer referencia, al menos, a tres ámbitos
relacionado. El sintagma “pedagogía teatral” se ha
venido utilizando de formas diversas, y no
siempre atentas, en nuestra opinión, al
campo fundamental que invoca, que no es
otro que el de la educación teatral en toda
su riqueza.
Las cuestiones pedagógicas, sin embargo,
han estado ausentes de los centros
de formación teatral, es decir, de las escuelas profesionales, sean escuelas superiores,
conservatorios o facultades, pero no
así de esos centros que se ocupan de la
formación de educadores, y buena prueba
de ello es el hecho de que una parte substantiva
de la investigación que se ha realizado
en España en torno al tema derive
de las actuales facultades de educación,
en las que, curiosamente, la educación teatral
apenas se ha formulado y formalizado,
salvo excepciones.
• La educación teatral presente en el
currículo escolar en las etapas de escolarización obligatoria o inmediatamente pos-
tobligatoria (de 3/6 a 18 años), a través de
asignaturas como expresión dramática, taller de teatro, teatro, artes escénicas, u
otras.
• Las prácticas teatrales presentes en
los centros escolares de educación obligatoria y postobligatoria, normalmente talleres de teatro que persiguen diferentes objetivos, desde el desarrollo del potencial
expresivo a la creación de espectáculos,
desde la educación infantil a la universidad.
• La educación teatral orientada a la
formación de los profesionales del campo
teatral, desde un actor a un tramoyista, y
que se suele ofrecer en centros que presentan una enorme heterogeneidad, desde
la facultad o escuela superior hasta la
academia vinculada con un maestro o con
una escuela determinada, sin olvidar el
campo de la formación profesional y ocupacional.
• La educación teatral orientada a todas aquellas personas que desean mejorar su potencial expresivo y creativo, o incidir en su desarrollo personal, y que se
ofrece en programas propios de la educación no formal. En bastantes casos también
está presente, y con resultados ciertos, en
programas de intervención socioeducativa
que persiguen atender problemas de exclusión, marginación, convivencia o socialización, que afectan especialmente a la
población juvenil.
• Análisis sistemático de la dimensión educativa de lo teatral, o, por expresarlo en otras palabras, determinar cómo,
por qué y en qué educa el teatro, y en qué
medida la educación teatral es substantiva y significativa, y se puede dar en todo
tipo de tiempos, espacios y para todo tipo
de usuarios.
• Estudio del carácter diferencial de la
educación teatral a través de sus contenidos, métodos, técnicas y recursos, desarrollando su propio campo semántico y su propio mapa conceptual, considerando los
aportes de otras ciencias y disciplinas ya
consideradas.
• Desarrollo de la construcción de la
pedagogía teatral a partir de las tres vías
consideradas: histórica, empírica y analítica o teórica.
• Constitución de líneas de investigación en torno a los diferentes ámbitos temáticos considerados más arriba.
Un reto ineludible en estos momentos
consiste en convertir las escuelas superiores de arte dramático en toda España
en marcos para el desarrollo teórico y
empírico de esta nueva disciplina, y para
la formación de auténticos especialistas
en pedagogía teatral, capaces de desarrollar una praxis educativa que muestren
todas las potencialidades, la riqueza y la
diversidad de la educación teatral, y que
al tiempo se conviertan en agentes activos de procesos de investigación. Y no se
trataría tanto de investigar sobre la educación teatral cuanto de hacerlo en la
educación teatral, línea en la que ya se
han hecho aportes substantivos
Es probable que la inclusión en el plan
de estudios del grado en arte dramático de
la materia de formación básica denominada “pedagogía” pueda generar en España una corriente favorable a la pedagogía teatral, lo que, más allá de los
indudables beneficios educativos para los
discentes, tendría efectos sumamente beneficiosos para la propia visibilidad de la
propia educación teatral y para su mejora
y extensión.
Su consolidación como disciplina académica tal vez diese lugar a una mayor
preocupación por cuestiones pedagógicas
en los centros superiores de educación teatral, que son centros de formación y no
unidades de producción, lo que viene a significar que sus trabajadores lo son de la enseñanza, con independencia de la carrera
artística que cada quien quiera o pueda desarrollar. Denominada pedagogía teatral, que
dará lugar a prácticas docentes y que también promoverá investigaciones en torno a
esa disciplina y a su campo de estudio, no
deja de ser una buena noticia y el punto de
partida para el desarrollo de un campo de
estudios al que queremos aportar esta humilde contribución. Un campo que, como
hemos intentado mostrar, presenta una
enorme riqueza como ámbito de investigación desde muy diferentes perspectivas.

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